La Navidad es la celebración del nacimiento de nuestro maestro común, Jesús. Ya sea como Rabino para nosotros o Cristo para la cristiandad, su mensaje renueva la esperanza mesiánica de hacer juntos como hermanos, aquí en la tierra, el anticipo del Reino de los Cielos.
La opción, en cualquier sistema cultural, de darle sentido a la unidad de la realidad de las partes, no se amalgama en un promedio, sino que mantiene la riqueza, al adquirir alguno de los atributos, que son espirituales. Si se logra espiritualmente esa unidad de la totalidad integrando las partes, uno no tiene, uno es: es amor, es armonía, es paz, es misericordia, es paciencia.
Santiago Kovadloff: «Bueno, yo también me sumo a esta celebración y trataré de aportar algunas impresiones sobre este libro. El título es realmente complejo: No se llama “El evangelio de Francisco”, se llama “Un evangelio según Francisco”. Yo creo que las palabras son hechos; y, por lo tanto, es muy importante detenernos en los desafíos que encierran los enunciados.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclama en la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros».
Así como nuestra identidad personal se forja y se cimienta en la inserción social, en las interacciones con otros dentro de una cultura, también debemos acordar que todos, por el simple hecho de ser humanos, compartimos una dimensión común de semejanza. Y esta igualdad potencial debería, por derecho natural, otorgamos a todos la misma dignidad y las mismas posibilidades.
En el abrazo al nuevo Papa Francisco me reencuentro con el Bergoglio de siempre, mi rabino de catequesis cívica, y nace, entonces, la necesidad de escribir este libro. Hacer conocer la buena nueva: el Padre Jorge es hoy el Papa Francisco.
Tal vez porque históricamente la pobreza institucional de la República le quitó al voto su alto contenido de participación en la construcción del destino político de la Argentina, pocas veces se considera trascendente el acto de votar. El voto, como ejercicio de la conciencia individual, implica que uno mismo es el que se ofrenda en el momento de sufragar. Es hacer votos de brindarse al bien común. […].
La unidad es lo que da fuerza. Cuando una persona vive en la unidad adquiere energía. Implica integrarse y realimentarse; conectarse con todo y con todos. No es solamente interpersonal y social, sino también es cósmica y holística: se está unido con la materia, con el espíritu, con la persona, con el ambiente, con la naturaleza, con lo terrenal y finito, con lo infinito.